Un día en la escuela femenina

Trabajo en la Escuela Femenina de Nacala Porto, al norte de Mozambique, donde la población es de la etnia “macua”. Tenemos 300 alumnas, muchas de las cuales vienen de muy lejos y pertenecen a otras etnias. La mitad de las chicas viven en el internado, donde acogemos a todas sin distinción, pero damos preferencia a las más pobres que vienen del interior o a las huérfanas porque tienen menos posibilidades.

Las jóvenes son nuestra prioridad por eso, atendemos primero sus necesidades. Hoy me he encontrado con “Mariza” de 16 años y que tiene problemas en el internado. Es rebelde, ha bajado de notas, no come, se pelea con sus amigas, responde mal a los profesores, etc. No quiere hablar solo llora. Después de muchas tentativas, se suelta y comienza a conversar. No sabe el porqué de su rabia y de su rebeldía, solo dice que tiene coraje, que siempre fue así, no sabe que hacer, pero quiere estudiar, no quiere dejar la escuela. Después de varias preguntas me cuenta que es huérfana, y que su tío la maltrataba, lo que más le preocupa es su hermanita pequeña a quien siempre defendió, su única familia, ella está en otro internado.

Más que solucionar todos los problemas, escucho y me sorprendo cuando veo tanto sufrimiento, tanta resiliencia de estas pequeñas niñas. La mayor parte de estas jóvenes, guardan en su interior rencor, rabias contenidas por la vida que encontraron y que les toca afrontar: abusos, abandonos de sus familiares, pobreza, sufrimiento, etc.

Las misioneras Combonianas apoyamos a estas jóvenes, escuchándolas y buscando esperanza juntas, no es fácil; pero sentir que existen personas que se interesan por ellas es un aliento. Y buscar con ellas un futuro diferente les da aliento para emprender a forjar una vida diferente de la que tienen.

Doy clases, por la mañana. La disciplina de “Moral y Cívica” y por la tarde “Comunicación Social”. ¡Me encanta! Me sirvo de muchas historias, frases, canciones, películas para apoyar la teoría, hay mucho diálogo y opiniones de todas. Ellas lo disfrutan, porque como algunas dicen no consiguen hablar en sus casas. Algunas niñas por cuestiones religiosas, no pueden dar sus opiniones en la familia o comunidad. Existe aún en Mozambique lugares donde la mujer no puede hablar, ellas todavía son sometidas al hombre, a las doctrinas, etc.; entonces dar su opinión las hace sentirse personas.

Uno de los objetivos de la escuela femenina es el desarrollo del pensamiento crítico, que adquieran autoestima saludable, desarrollen la oratoria, y adquieran valores para que su vida mejore. Por eso, lo que importa es su participación activa y reflexiva en las clases. A ellas, como a muchos jóvenes, les encanta hablar y discutir, pero también son poco asiduas en poner en práctica sus compromisos, por eso, a veces con gestos pequeños de disciplina, de hábitos, de compromisos van ayudándose a valorar más lo que son.

Al terminar la tarde visito el curso de culinaria, una iniciativa que está ayudando a mujeres jóvenes a conseguir un autoempleo, mis hermanas contribuyen en este empeño, dando clases sobre comida internacional, gastronomía, etc. Ellas disfrutan del aprendizaje y de probar lo que hacen, siempre llevan un poquito para su casa, para que prueben sus hijos.

Me contagian de alegría y de sabor, están felices, saben que después podrán ganar un dinerito y así ser más independientes ayudando en el sustento de sus familias. Acabo mi día de servicio, contenta por las emociones del día, y voy junto con mis hermanas con las cuales compartimos las novedades y agradecemos a Dios por tanta belleza, resiliencia, persistencia y bondad que encontramos en la gente mozambiqueña.



Hna. Elizabeth Carrillo (Ecuatoriana)
Misionera Comboniana

Comentarios

  1. Muy bonita labor Elisabeth siempre adelante con esasa niñas

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  2. Es muy loable lo que realizan, un arduo trabajo, que les da mucha satisfacción a uds y a su alumnado me alegro mucho. Aplaudo sus acciones en estos tiempos difíciles

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