¡Ya son las 3 de la tarde!
tengo que abrir la biblioteca… Marcelina como siempre, cerca de la puerta con su hermana Susan
esperando que les abra la puerta para hacer lo que les corresponde y estar
listas para acoger a los niños y jóvenes que vendrán; libros, agua, sillas,
entradas, etc. ya todo está listo para acoger los que vendrán a estudiar.
Hola, soy la Hna. Amelia Romo
Márquez, mejor conocida como la hermana “Mellis”. Soy mexicana y tengo 41 años.
Soy Misionera Comboniana y me encuentro en la Republica Democrática del Congo.
Actualmente estoy en la comunidad de Isiro, que se encuentra en la provincia de
Haut Uelé (Alto Huelé) al norte del país. A mí me gusta mucho trabajar con los niños
y jóvenes; y he tenido la suerte de trabajar en todas mis misiones con ellos: impartiendo
clases en las escuelas, acompañando grupos vocacionales, dando temas para
grupos de formación, acompañando las jóvenes que quieren ser misioneras, realizando
actividades durante el ciclo escolar y durante
las vacaciones, etc.
Cuando era pequeña jugaba mucho
a la “escuelita”, un poco más tarde, creí que no era muy interesante el trabajo
de ser maestra. Ahora me encuentro realizando lo que empezó como un juego de niña,
convertido en una actividad que me llena de alegría y me da vida. Doy clases en
la escuela secundaria (religión y educación a la vida). Disfruto mucho los
momentos de las clases, las juntas de profesores, las relaciones con el
personal de la escuela, etc.
A partir de nuestros encuentros,
de la realidad del lugar y por la demanda del personal, se han creado otras actividades que me ayudan a continuar
trabajando siempre por los niños y jóvenes. Una de estas actividades que disfruto mucho es, nuestra biblioteca
llamada “Jeunes, l’espoir de demain” (jóvenes, esperanza del mañana) de la cual
les hablaba al inicio.
Nuestro proyecto comenzó en el año
2014; viendo la necesidad de inculcar el amor por la lectura y ofrecer también un espacio apropiado para
estudiar, me animaron a comenzar este espacio para los jóvenes. Empezamos sensibilizando
las escuelas de nuestra parroquia que respondieron favorablemente brindándonos también
su apoyo.
A nuestra biblioteca, empezaron a llegar muchos niños, con el entusiasmo
de poder tener un libro entre sus manos. Como ellos no están acostumbrados a
leer, hemos pedido colaboración a algunos jóvenes para acompañar a los más pequeños;
tenemos 3 grupos: uno de 3º y 4º de primaria, otro de 5º y 6º de primaria y el último
de la secundaria. Los de la secundaria
leen y estudian solos, pero casi siempre piden ayuda para sacar información de
los libros o preparar exposiciones para la escuela, entonces de este último
grupo me encargo yo. Hay otro grupo más pequeño que son algunos profesores o estudiantes de la
universidad que vienen a ver el programa de estudios y a buscar libros de
literatura que les han pedido.
Es bonito ver llegar a los niños
con alegría y seguir las reglas de la biblioteca. Estoy segura que también a
ustedes les gustaría ver todo el movimiento que tenemos para poder llevar a
cabo esta actividad. Imagínense desde que llegan, los niños siguen al pie de la
letra las reglas de la biblioteca: registran su entrada (comprada por casi nada
y que les permite entrar 10 veces), se lavan las manos (ya que siempre las
traen sucias), depositan su entrada con el derecho a coger un libro, después se
sientan y esperan a que llegue la
persona que les ayudara a estudiar.
Para lograr más participación, hemos creado algunas disposiciones que hacen
que los niños sean frecuentes en nuestra biblioteca. Por ejemplo, compramos sillas
apropiadas para los más pequeños; esto hace que se sientan contentos e
importantes ya que en su casa no tienen sillas pequeñas para ellos. Tenemos también, muchos juegos didácticos
que utilizamos durante una media hora antes de cerrar la biblioteca. Los niños disfrutan mucho ya que para ellos todo es
novedad: rompecabezas, los pares, los palillos chinos, juegos de construcción,
etc. Además de los estudios, durante el
año, programamos concursos de lectura, dibujo, etc. Y también realizamos
manualidades que les hacen sentirse en el cielo.
Los jóvenes que nos ayudan a mantener
viva la biblioteca son “becarios” nuestros. Quiere decir que les pagamos los
estudios por diferentes razones. Pero claro, al pagarles los estudios, les
pedidos una manita en nuestras actividades: les ayudamos a ser más responsables
y nos ayudan para continuar con este espacio que tanto les gusta y les ayuda
para su futuro. Sin duda la biblioteca quedará en muchos corazones de los niños.
Le agradezco a Dios por todo lo
que nos da para seguir compartiendo la alegría en medio de estos pueblos tan
amados por El. Gracias también a cada uno de ustedes que espiritualmente o materialmente
hacen posible nuestra presencia en medio de estos pueblos.
Amelia Romo Márquez
Misionera Comboniana
Muchas felicidades Meyis que Dios te colme de bendiciones hoy y siempre saludos
ResponderEliminarQue hermoso Mellis. Que Dios Nuestro Señor te siga bendiciendo y llenando de sabiduría. Saludos de Parte amiga de tu tía Elvira.
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