“DIOS SE HACE PADRE Y MADRE PARA TODOS"
Soy Pilar Sáinz, misionera comboniana. Hace 39
años que estoy en Ecuador, y anteriormente había estado 12 años en Eritrea, en
África, cuando el país no era independiente y estaba anexionado a Etiopia.
Recuerdo que de los 12 años pasados en este país siempre estuvimos en guerra,
exceptuando los tres primeros meses después de mi llegada. Yo era joven y
sentía miedo, pero también sentí la presencia de Dios como la siento ahora que
estoy en un contexto distinto.
Si volviera a nacer volvería a ser misionera
comboniana. Soy la persona más feliz del mundo. De verdad, yo creo que hay
personas muy felices pero no sé si me llevo el primer premio… estoy muy
contenta de estar en medio de este pueblo, como cuando estuve anteriormente en
Eritrea. Este pueblo me ha acogido con los brazos abiertos.
Soy maestra y coordino 41 colegios como delegada
del obispo en la provincia de Esmeraldas. Visito los colegios, los hogares de
los alumnos, me dedico a la formación de profesores… Pero ahora con la pandemia
de covid-19 no tenemos clases. Los profesores se están dejando la piel por
trabajar a través de los móviles, de la radio,… están haciendo realmente
verdaderos milagros. También los padres y madres de familia.
Esta pandemia aquí en Ecuador la vivimos con
mucha tristeza, nadie se esperaba nada de esto. Ha sido muy triste ver los
cadáveres en la calle… fue muy triste el dolor de las familias y ver cómo
algunas han perdido hasta 5 y 6 miembros de la misma.
En la provincia de Esmeraldas nos han organizado
con los colores del semáforo, es decir, el rojo indica que no se puede salir,
que hay que llevar mascarilla, y que
además está el toque de queda. En estas próximas semanas el gobierno quiere
pasar al color amarillo, pero el pueblo tiene miedo. En este tiempo no han
podido trabajar y esto vemos que nos va a llevar a una pandemia mayor, la del
hambre... ¡Esperemos que no sea así!
Personalmente estoy viviendo la pandemia con una
impotencia muy grande porque se ve a este pueblo que necesita comer, que
necesita trabajar, vender para comer… y no puedes hacer nada. Te sientes
impotente delante de una familia que ha perdido 4, 5 o 6 miembros de la
familia… profesores que has conocido y eran personas llenas de alegría y que ya
no están más… ante ello te sientes como una persona chiquita, chiquita y que no
sabes lo que decir. No podemos ir a los funerales y eso aquí se siente mucho… tienes
que comunicarte por WhatsApp o por teléfono, y eso cuesta. Todo contacto está
prohibido.
No niego que tengo miedo porque ya no soy joven, eso
es humano, pero confío mucho en Dios. Y me pregunto ¿Qué es lo que Dios quiere
de nosotros?... tenemos que ir descubriéndolo poco a poco pero no es fácil.
Todo esto nos ha cambiado la vida. Yo no estaba
acostumbrada a estar tanto tiempo en casa, por ejemplo. Puedo ir a mi despacho
porque está cerca, pero no puedes hacer lo mismo que hacías antes. No puedes saludar
a las personas como antes… y a veces me muero por darles un buen achuchón y un
buen abrazo.
Y a pesar de todo puedo decir que estoy dispuesta
a dar mi vida si fuese necesario. Si Dios me la pide, yo estoy dispuesta a
ello. En este caminar todos somos hermanos y es en el pueblo donde yo veo a Dios
que se hace PADRE y MADRE PARA TODOS"
Misioneras Combonianas en Ecuador |
Pilar
Sáinz Gomara
Misionera
Comboniana
ESMERALDAS (ECUADOR)
Qué grande eres Pilar!
ResponderEliminarHermana Pilar. Rezo por ti. Vivo en una comunidad contemplativa. Estamos contigo y el pueblo. Qué hermoso testimonio. Un abrazo
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