CON LOS PIGMEOS EN BAGANDOU



Cuando en 1976 llegué por la primera vez a Centroáfrica no me podía ni siquiera imaginar todo lo que me tocaría ver y vivir en ese país. He visto y vivido de todo en este tiempo: períodos de cierta prosperidad y períodos muy duros de guerra y calamidades. He pasado por muchas misiones ofreciendo mi servicio misionero, pero los últimos cinco años los he vivido en Zomea y Bagandou, diócesis de Mbaiki, trabajando sobre todo con los pigmeos.

Los pigmeos son, como en el Congo, las poblaciones más antiguas que se conocen, pero son las más despreciadas por el resto de poblaciones que generalmente se designan como “bantúes”. 
Junto con Charo Campos, otra hermana de Costa Rica, nos desplazábamos a sus campamentos, concretamente a Siriri (Zomea) y ofrecíamos a las mujeres y niños cursos de alfabetización, costura, cocina… A los catequistas les dábamos formación bíblica, catequética, cursos de alfabetización. Hombres, mujeres y niños seguían los cursos de catequesis para poder bautizarse. La formación catequética puede durar hasta tres o cuatro años antes de llegar al bautizo. En estos años en los que estuve allí se bautizaron un grupo de pigmeos de la zona. 

 Los bantúes en general desprecian a los pigmeos y se aprovechan de ellos. Pero las mujeres bantúes aprecian mucho la formación que les damos a las mujeres pigmeas y querían también asistir a ellas. Con la hermana con la que me desplazaba teniamos que hacer de mediadoras porque las mujeres pigmeas no querían que las bantúes asistiesen a las clases porque decían que las humillaban. 
En los últimos años hemos visto otra transformación muy importante en este país y en esta zona, y es el acaparamiento de las tierras por parte de gente que ha venido de fuera, y en concreto por parte de los chinos. Hay muchos chinos ahora trabajando en el país. Dicen que eso es una nueva forma de colonización, escondida bajo el manto de la cooperación. Los chinos trabajan en Bangui haciendo puentes y creando otras infraestructuras y por otra parte se quedan con el oro de las minas. 
En la zona donde yo he estado les ofrecieron a las autoridades de la zona unos dineros, una fiesta donde hubo mucho alcohol y algunos sacos de comida y así, con la complicidad de las autoridades, cercaron una zona muy grande para poder sacar oro y diamantes que es lo que hay en la zona. Todo está sufriendo una gran transformación. Baste decir que hasta el mercado de Bagandou se ha desplazado para estar más cerca de la zona minera y los precios han subido de forma alarmante. Todas las familias tienen a alguien trabajando en las minas. Muchos profesores han abandonado la enseñanza porque dicen que les tiene más cuenta trabajar en las minas de oro. Así sus alumnos tanto bantúes como pigmeos imitan también a sus profesores y abandonan la escuela ya sea para trabajar en la mina o bien para ir a la recogida de orugas (conocidas como “makongo”) que comen tostadas.
También los pigmeos van a trabajar en la zona. Les obligan a sacar un saco de arena del río y lo tienen que llevar hasta otro lugar establecido donde lo criban. No se pueden quedar las pepitas de oro que encuentran sino que las tienen que vender a los responsables de esa mina que les da muy poco dinero por ello. Los pigmeos saben que se aprovechan de ellos pero siguen yendo a la mina. Y cuando se enferman por el duro trabajo esperan hasta el último minuto para ir al hospital. Allí nuestras hermanas han visto de todo con estas personas que llegan exhaustas de las minas. Este acaparamiento de tierras no se da solo a nivel de otras naciones o de gente poderosa, también a pequeña escala eso genera muchos conflictos, porque la zona es muy rica en estos minerales que hemos dicho. Los terrenos de la mina ocupan espacios inmensos y la gente sencilla se ve obligada a ir muy lejos para poder abastecerse de leña, de agua y de frutos para la vida cotidiana. También el ambiente se ha enrarecido mucho en los últimos años, ahora se ven muchos casos de prostitución, enfermedades venéreas y SIDA.

Por eso creemos que nuestra presencia en la zona es muy importante. Por la sensibilización que hacemos con la población pigmea y los bantúes, por la formación que les ofrecemos y también de modo particular por las escuelas para niños y jóvenes y por el hospital en el que trabajan tres hermanas combonianas llevando la gestión del mismo.


María Victoria Acebes Lázaro

Comentarios

  1. Testimonio de denuncia contra la opresión y discriminació de los más débiles. Cómo,dentro de sociedades ya te de por sí pobres, siempre hay grupos que la mayoría considera inferiores y que sufren está discriminación con resignación cómo es el caso de los pigmeos.
    En lo de la colonización pareceparece que tampoco se ha avanzado, se sustituye la Occidental por la de China, con graves consecuencias para desarrollo de la educación en la zona.
    La labor de Victoria y sus compañeras es encomiable y un ejemplo de generosidad y amor al prójimo. Es como una gota en el océano dentro del inmenso continente africano, pero siempre habrá personas concretas que estarán agradecidas de la labor que durante estas décadas, misioneras como Victoria, han realizado.
    Fernando V.A.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario