EL TESORO DE SU VIDA NUEVA EN NUESTRO BARRO




Hola, soy Andrés García, misionero de la Consolata en R.D.C. Son ya muchos años los que estoy por aquí, los últimos en la zona de Wamba, concretamente en la misión de Bayenga, trabajando con los pigmeos.

Aquí en Bayenga estamos construyendo un hospital para la población pigmea. Dedico mucho tiempo a recorrer los diferentes campamentos para animar a los pigmeos a colaborar en la construcción de los pabellones de hospitalización, y me ha impresionado la respuesta de algunos que caminan más de 20 km para trabajar durante 4 horas y luego volverse a pie. 
Vienen en grupos de 5 a 10 personas casi todos los días de la semana, trayendo ramas, lianas (con las que las atan dando consistencia a los troncos de unos 12 cm de diámetro que cubren el perímetro de las habitaciones) y troncos. Ahora estamos construyendo los muros de los pabellones con palos y ramas entrelazadas que luego cubrirán con barro.
El acabado del laboratorio prosigue "con normalidad". La arena y la grava que nos habían prometido para hacer el enlucido de las paredes no ha llegado, así que me ha tocado transportar la arena con el motocarro que tenemos en la misión... ¡una aventura!
 
Es también una satisfacción muy grande ver a bantúes y pigmeos trabajando de la mano para construir la zona de hospitalización, porque en general los bantúes desprecian a los pigmeos y los tratan como seres inferiores.

En el hospital hacemos lo que se puede porque se está construyendo pero tenemos también el reto de acoger y acompañar con serenidad todos los imprevistos y los nuevos enfermos, que vienen con sus hijos, sus acompañantes… y no hay más espacio físico que ese.
Esta semana han nacido en el hospital cuatro bebés pigmeos; bendición, vida, esperanza, fraternidad.

Llevar al día la contabilidad y seguir las obras del dispensario, no es fácil con tanto movimiento como tenemos por aquí… además de seguir los campamentos pigmeos, la alfabetización en los mismos, la pastoral en general, los niños y su educación, etc.

En uno de estos campamentos me he encontrado a Natho, una niña de unos 5 años con una malnutrición muy acentuada y su hermana Monique. Son huérfanas y la familia que las ha acogido no se preocupa mucho de ellas. Monique, la mayor tiene una paciencia increíble con Natho, la cuida y la quiere mucho.
 Ahora ambas están en fase de recuperación con una ayuda que les ofrecemos y se restablecen poco a poco. Natho pasa las   mañanas en casa con nosotros, se toma sus medicinas, come, juega con su hermana que la acompaña con paciencia y sigue también su tratamiento y por la tarde vuelven a su casa. Acompañar a Natho y Monique nos ocupa gratamente, aunque nos gustaría darles más tiempo. En estos días tuve que llevar a ambas al dispensario porque tenían fiebre. Las dos con malaria y gripe además de su malnutrición... pero aún así se ve que van recuperando energía y peso.


Y todo este recorrido intentando no venderme a la eficacia, sino privilegiando el anuncio de un "Amor más Grande" en las relaciones. Por eso vinimos aquí, para sembrar semillas de Nueva Humanidad, de Vida Nueva, de Alegría y Esperanza, de Igualdad y Fraternidad. El Proyecto de nuestro Señor Jesucristo, vencedor del mal y de la muerte, del pesimismo y de la tristeza. Generador del Bien, de la Vida, de la Alegría y de la Esperanza que nunca falla. Más allá de los números hay un camino de comunidad cristiana que, con caídas y sin muchas teorías, intenta conocer a Jesús y vivir de otra manera, afrontar la vida y la muerte, las penas y las alegrías, los desafíos y los miedos con nueva fuerza, la Fuerza del Espíritu de Jesús Resucitado, que ha vencido el mal y ha vivido bendiciendo, amando y dando vida, sin juzgar, sino esperando contra toda esperanza en nuestra humanidad.



Para un pueblo que durante años se ve obligado a empezar de cero una y otra vez, el camino de Vida Nueva y el proyecto de Nueva Humanidad que Jesús nos ofrece es aire fresco que les da Fuerza para seguir caminando y esperando con entusiasmo, construyendo Fraternidad desde el Amor.

La exhortación del papa a la santidad me está gustando y me anima a seguir buscando a nuestro Señor en lo cotidiano, en cada encuentro, y a anunciar su buena noticia; me anima a creer en ella. Él todo lo puede en nosotros, que llevamos el tesoro de su VIDA NUEVA en las frágiles vasijas de barro de nuestras vidas e historias personales.
Por eso aprovecho para pediros vuestra oración y vuestra compasión, al mismo tiempo que doy gracias infinitas a nuestro Señor que sigue confiando en nosotros y que sabe trabajar con todos los instrumentos que tiene, volviéndolos útiles y preciosos por su maravilloso poder y su apasionada misericordia.
Sí, no nos consideramos héroes los misioneros. Él, el Señor es el Héroe, que hace posible “la Nueva Humanidad” en cada uno de nosotros cuando le abrimos la puerta de nuestro corazón y le ofrecemos las riendas de nuestra vida.
Gracias de nuevo al Señor de la Misión y de mi vida, gracias a vosotros que me leéis y que hacéis posible la misión con vuestro compromiso, vuestra oración y vuestra solidaridad, gracias también a las hermanas combonianas, con las que compartimos las sendas de la misión y la pasión por el Reino también en África y con África.
Un saludo y una oración.

Andrés García, Misionero de la Consolata
desde Bayenga (R.D.C.) 

Comentarios

  1. Que bueno saber que existen personas en el mundo cumpliendo estás heroicas acciones de humanismo, en este planeta que se esta deshumanizado, mis respetos para todas estas personas que piensan mas en el prójimo que en si mismos..

    ResponderEliminar

Publicar un comentario