Me llamo Milagros, soy peruana, Misionera Comboniana en Kenia. Dios me ha
regalado la oportunidad de poder hacer una experiencia en la tierra amada de
nuestro fundador: África.
Vienen a mi mente muchos rostros y manos que me han ayudado a redescubrir
el rostro del Dios que camina con su pueblo, del día a día. Durante mi
experiencia en Kenia, en Nairobi, la capital, he trabajado en el campo de
Justicia y Paz y en la Promoción Humana.
El primer tiempo es primordial tomarlo para conocer la cultura,
mentalidad y situación del país. Recuerdo que participe en un Forum sobre
la realidad nacional y algo que me impactó y luego constate, que en Kenia
hay un dicho muy importante y es parte de la vida: "give me a chance", traducído sería "dame una oportunidad". Estuve siempre maravillada del pueblo que me acogió,
de su simplicidad, del deseo de enseñarle la lengua, de su modo de moverse y
todo era una oportunidad para mí, hasta cuando me equivocaba aprendí a pedir
una oportunidad para volver a empezar y caminar con ellos.
Estuve trabajando con las Hermanas Salesianas, en un proyecto que se llama
Mama Margaret, en la formación en Derechos Humanos de las Mamas y Jóvenes.
Fue una experiencia positiva. Trabajando con ellas me abría las puertas para
poder introducir la importancia de nuestra dignidad y el respeto que tiene
toda persona. Al comienzo no fue sencillo, pero cuando llegaron a aceptarme
todo fluía. ¡Gracia de Dios!
Después de esta experiencia, pase a trabajar con los refugiados en JRS
(Jesuit Refugees Service). Una experiencia muy desafiante. Me encontraba con
refugiados de casi toda África, pero sobre todo de Congo, Ruanda, Eritrea,
Etiopía, Somalia, Sudan, Sur Sudan…. Una vez a la semana, en la parroquia
les ofrecía el taller de Perdón y Reconciliación. Era un grupo pequeño de
mujeres que aceptaron la propuesta y comenzamos a caminar en este proceso de
liberación personal que luego se vuelve comunitaria. Gente trabajadora,
tratando de encontrar su lugar en un país que los acoge.
Todo me preparaba para la próxima experiencia. Ahora
en un proyecto nuestro. KWPTI (Kariobangi Women Promotion Training
Institute) esta vez estaba trabajando en la parte administrativa del proyecto. Mi
labor estaba mucho más en relación con el personal de la escuela. Fue una
experiencia de contrastes y enriquecedora. Poco a poco aprendí a ganarme su
confianza y con mi testimonio de vida les dije para que fui enviada. Me
involucré en todas las actividades de la escuela como una de ellas y cuando las
cosas no iban bien, les decía: “sentémonos, hablemos y ayúdenme a entender como
es aquí, ¡por el bien de todas y por nuestras estudiantes!” Siempre me funcionó.
¡Gracia de Dios!. El contacto cotidiano con la gente, el conocer su realidad,
sus gozos y tristezas me ayudó a sentirme parte de ellos.
Junto a todas estas experiencias encajaba muy bien mi labor en la network
contra la Trata de Personas que iniciamos hace un par de años en Kenia, casi
a mi llegada, RAHT (Religious Against Human Trafficking:
www.rahtkenya.org) Puedo decir que he visto nacer esta iniciativa y que poco a
poco ha ido dando frutos en la prevención y protección a las personas más
vulnerables de mi amada Kenia. La gente se muestra abierta a escuchar y
conocer sobre la realidad de esta esclavitud que les está robando la
dignidad humana a sus seres más queridos y que solo la información adecuada
puede prevenir que sigan cayendo más personas en las redes de los
traficantes.
Cada persona que tuve la oportunidad de tocar y que tocaron mi vida, me
las llevo en mi corazón y oración de cada día, confiando que el Dios de la
Vida y la Reconciliación está con todos ellos y ellas, que no hay límite
sino oportunidades para crecer, conocer y generar vida, y es la Vida que
viene de lo Alto. ¡El sueño de Comboni de Salvar África con África es
realidad, es cuestión de tiempo y de oportunidad!
Milagros Plaza
Misionera Comboniana
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