CAMINANDO JUNTOS


Soy Loreta Beccia, Misionera Comboniana italiana, y aunque no soy muy mayor el Señor me ha permitido hacer muchas experiencias interesantes tanto en Europa como en América Latina, hasta llegar a pisar África, concretamente la República Democrática del Congo y segura de continuar descubriendo las maravillas que el Señor me tiene preparadas.

En cada uno de los lugares donde he estado he descubierto siempre que el Señor me había precedido y preparado el camino. Él siempre organiza todo para que sus hijos puedan crecer y madurar descubriendo el camino de vida plena que Él tiene pensado para cada uno, así siento que ha sido para mí hasta este momento.

Vivo mi vida misionera agradecida a Dios por tantos regalos recibidos: personas encontradas, historias escuchadas, vidas compartidas. Estoy contenta por descubrir en las diferentes culturas una gran riqueza que me ayuda a ver que Dios está en todas ellas y que Él es más grande que todas... Esto nos hace hermanos y hermanas en nuestra diversidad.

He conocido muchas historias fantásticas de superación. Una que me impactó fue la de Marcelo un joven de 17 años, que con ira y violencia respondía a una vida llena de dolor, de pruebas, de rechazos y de abandono. Nos hemos encontrado y su vida ha cambiado la mía. En el colegio querían expulsarlo por un acto violento que cometió. En este momento me acordé de Comboni que decía: "tenemos que estar del lados de los últimos, de los más necesitados y abandonados, ¡ésta es nuestra misión!" Me puse a su lado y dije a las autoridades del colegio que si lo expulsaban, ¡tenían que expulsarme a mí también!

Hemos hecho juntos un camino, él se ha dejado ayudar, ha empezado a creer en él y en sus capacidades. Ha tenido la fuerza y la valentía de dejar el viejo Marcelo para que el Marcelo renovado pudiera resucitar. Quería ser futbolista pero hoy estudia para ser trabajador social. ¿Y saben por qué? Porque él un día me dijo: "sé lo que significa caer en un hoyo profundo, pero sé también qué significa encontrar una mano tendida que te ayude a salir. Hoy, con mi experiencia, ¡puedo ayudar a otros jóvenes!". La suya es una respuesta que te pone la piel de gallina. Comboni diría: "salvar África con África, ¡salvar a los jóvenes con los jóvenes!". Nada es imposible para Dios.

Mi último tiempo en el Ecuador lo compartí con 2500 estudiantes de 3 a 17 años... A quienes dicen que los niños y los jóvenes no tienen nada que enseñar a los adultos y a la sociedad, les digo ¡que se equivocan! Ellos han sido mis grandes maestros, me han enseñado que la vida es un don precioso y que nadie tiene que desperdiciarla ni pisotearla. La vida vale la pena ser vivida hasta el final, en los gozos y en las dificultades, porque ambas cosas nos ayudan a ser una persona, un ser humano capaz de sentir lo que los otros sienten y de amar sin medida.

En mi aún breve experiencia como Misionera Comboniana siento que el Señor me ha donado más de lo que yo he podido ofrecer, he recibido mucho más de lo que jamás habría pensado: Sonrisas, abrazos, amistad, confianza. Por eso me siento agradecida con el Señor por la experiencia vivida hasta hora y sé que puedo adelantarme, agradeciéndole hoy por sus dones de mañana, porque Él es siempre enormemente generoso en todo lo que realiza.

Loreta Beccia
Misionera Comboniana

Comentarios