LEVANTATE POR UN FUTURO MEJOR


Soy Mª Ángeles Arlandis. Misionera Comboniana, de Alcira (Valencia). Desde el mes de julio 2020 resido y trabajo en Kinshasa, en la comunidad de Mont Ngafula (República Democrática del Congo). Anteriormente estuve en este país cuando se llamaba Zaire, y después muchos años en el Chad.

La palabra que define la ciudad de Kinshasa es “Caos”. Cuando llegas te impacta el bullicio, la cantidad de gente que circula por todos lados y el tráfico de vehículos en todas direcciones. Sus habitantes, algo más de 17 millones, han llegado huyendo de los conflictos armados o de la pobreza buscando mejores condiciones de vida. Algunos lo logran; pero muchas son las familias que sobreviven en condiciones miserables. Y, aún así es una ciudad alegre.

En la lucha por la supervivencia, el milagro de la vida es algo que se palpa. Es de admirar la abnegación e inventiva de las mujeres para alimentar a su familia cada día. Muchas de ellas salen de casa a las cuatro de la mañana y se dedican a la reventa de productos comestibles. Las condiciones tan precarias en las que malviven gran número de estas familias, que no cesan de llegar, propician que la escolarización de las niñas sea un lujo que no se pueden permitir.

“LEVANTATE POR UN FUTURO MEJOR” es el título del proyecto al que nos dedicamos las tres hermanas que formamos la comunidad. Se trata de ayudar a chicas jóvenes, sin recursos económicos ni de formación académica. Les proporcionamos una formación multiforme que las capacite para afrontar la vida con esperanza y saber hacer. En régimen de internado, acogemos a chicas jóvenes de entre 18 y 25 años.

Por las mañanas van a una Escuela Profesional donde aprenden Corte y Confección o Peluquería y Estética. Por las tardes, en casa, la formación continúa con cursos de alfabetización, de educación a la vida, trabajos manuales, fabricación de detergentes e insecticidas, cocina…

Al final de los seis meses que dura la formación en la Escuela de Oficios, consiguen un Título Oficial. En la siguiente etapa refuerzan y afianzan sus conocimientos con tres meses como aprendices en un taller que funcione bien. Y, aunque parezca increíble, ya están capacitadas para establecer su propio taller que les permita empezar una actividad lucrativa y llevar una vida digna. Ya sólo queda ayudarles a encontrar un pequeño local donde establecer un taller de costura o un salón de peluquería y estética, según la formación que hayan recibido, para empezar a volar.

El proyecto costea los gastos de la formación y del material necesario, del transporte, así como de la manutención, de la salud y de los gastos de puesta en marcha de los nuevos talleres. Hasta aquí, el programa de las jóvenes. Las hermanas estamos implicadas: por las tardes en las actividades que se realizan en casa y por las mañanas en la logística y gestión del proyecto.

Cada cuatro meses se produce el relevo. Cuatro jóvenes que terminan y otras cuatro que comienzan la formación, de modo que siempre se juntan 4 “ancianas” con 4 que empiezan durante 3 o 4 meses.

Las candidatas, a veces, se ofrecen ellas mismas, pero la mayoría de las veces son las parroquias, las antiguas alumnas o gente allegada quienes las proponen. En cualquier caso, el proceso es siempre el mismo. Empieza con nuestra visita a la familia para constatar que la joven propuesta es ella misma quien desea la formación y se compromete con ganas; al tiempo que nos cercioramos de que la familia está de acuerdo. Estas visitas nos sirven para ver el entorno de cada joven y entablar relación con su familia. Algo muy útil al principio.

Soy testigo de la transformación de estas jóvenes. Nos gratifica y estimula acompañarlas y verlas contentas, satisfechas de sus logros y de todo lo que han aprendido. Y, sobre todo, que están ilusionadas con establecerse y seguir aprendiendo sobre la marcha.

La formación es siempre enriquecedora y es motor de desarrollo. Esto es verdad especialmente en el caso de la mujer. Y yo me siento privilegiada de poner mi granito de arena. Invertir en la promoción de la mujer tiene futuro.

Mª Ángeles Arlandis
Misionera Comboniana



Comentarios

  1. Que razon tienes Ma Angeles, el futuro Y EL PRESENTE està en invertir en la promoción y formación de la mujer.
    Que trabajo mas bonito y mas provechoso que llevais a cabo, vuestra entrega es un testimonio del que hemos de aprender los habitantes de este mal llamado primer mundo, que sentados en la butaca nos permitimos comentar de como lohaceis en lugar de estar al pié del cañon para poder ayudaros en la oración y en lo económico a aconseguir vuestros proyectos y vuestros objetivos.
    Un voluntario de Manos Unidas

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