Egipto es un país de gran riqueza religiosa y cultural, marcado por la diversidad de los ritos cristianos. Esta pluralidad enriquece profundamente la manera de celebrar la Navidad en las distintas Iglesias. En el país están presentes la Iglesia ortodoxa, la Iglesia católica y las Iglesias protestantes. Dentro de la propia Iglesia católica existen siete ritos, entre ellos los maronitas, los greco-católicos bizantinos y latinos, así como la Iglesia copto-católica, que es la Iglesia local. Cada Iglesia tiene su propia manera de celebrar, lo que hace que la experiencia de la Navidad en Egipto sea especialmente rica y viva.
Distintos días de celebración según los ritos
Es importante destacar que la Iglesia copto-católica comenzó a celebrar la Navidad el 25 de diciembre solo recientemente. En algunas regiones del sur de Egipto, especialmente en Asuán, la Navidad se sigue celebrando el 7 de enero. En estas regiones, ambas fechas se viven con alegría: el 25 de diciembre con la comunidad latina y el 7 de enero como una gran fiesta tradicional, marcada por el uso de ropa nueva y un ambiente de intensa celebración.
Las Iglesias ortodoxas y protestantes también celebran la Navidad el 7 de enero, cada una según sus tradiciones. Algunas organizan belenes vivientes, con personas que representan a María, José y al Niño Jesús, lo que permite hacer el misterio de la Navidad muy concreto y accesible.
La historia de Egipto también está marcada por la acogida de poblaciones que huían de conflictos, y esta dimensión de hospitalidad ha moldeado profundamente a la Iglesia del país. En principio, todas las Iglesias católicas celebran la Navidad el 25 de diciembre. Para prepararse para esta fiesta, existen tiempos específicos de preparación espiritual, especialmente en la Iglesia latina y en la Iglesia copto-católica.
Símbolos que acompañan estas fiestas
La preparación de la Navidad incluye también gestos simbólicos en las familias. Se prepara la casa, se instala el belén y, a menudo, se colocan pequeños granos que se riegan cada día. Poco a poco, estas semillas germinan y dan lugar a pequeñas plantas el día de Navidad. Este gesto simboliza la vida que nace de la tierra y expresa profundamente el sentido de la Encarnación.
Las casas se limpian con esmero y se preparan numerosos dulces tradicionales, que se comparten el día de Navidad con la familia, los vecinos y los seres queridos como signo de fiesta y fraternidad. La preparación es también personal y espiritual: la Iglesia propone conferencias, tiempos de oración y días dedicados a la confesión.
El día de Navidad es, ante todo, un momento de encuentro familiar. Algunas tradiciones se mantienen, como el hecho de que los padres ofrezcan un poco de dinero a los niños para que puedan salir y divertirse. Numerosos grupos organizan también visitas a hospitales y prisiones, con el fin de vivir concretamente la solidaridad y encarnar la presencia de Cristo entre los más vulnerables.
La riqueza de la acogida y la solidaridad
Egipto acoge también a numerosas comunidades de refugiados, especialmente sudanesas y eritreas. Estas comunidades aportan una inmensa riqueza cultural y espiritual. Los sudaneses, que celebran la Navidad el 25 de diciembre, participan activamente en la vida de las Iglesias con sus cantos, tradiciones y su profundo sentido de la fiesta. Los eritreos, por su parte, celebran la Navidad el 7 de enero y están muy vinculados a la tradición copta. Sus celebraciones se caracterizan por el uso de vestimentas tradicionales, una gran devoción, oraciones y momentos de convivencia, especialmente en torno a platos típicos.
En las escuelas cristianas, la Navidad también se celebra de manera inclusiva. Se organizan cantos navideños en los que participan alumnos, padres y docentes, incluidos los musulmanes. Los cantos se interpretan en diferentes lenguas y se convierten en un verdadero espacio de encuentro, respeto y diálogo interreligioso, vivido no a través de largos discursos, sino mediante la participación y la alegría compartida.
La fe sólida de un pueblo
A pesar de los desafíos, las dificultades e incluso los atentados que en ocasiones han afectado a las Iglesias en Egipto, los fieles nunca han abandonado su fe. Al contrario, estas pruebas han fortalecido su presencia y su testimonio. La Navidad sigue siendo así una fiesta de paz, unidad y esperanza, celebrada en el respeto mutuo y la solidaridad entre las religiones.
Así es como se vive la Navidad en Egipto: una celebración profundamente arraigada en la fe, la cultura, la diversidad y la humanidad compartida.
Rania Samir Aziz Bekhit
Misionera Comboniana


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